¿Quién fué Mata Hari?
Margaretha Geertruida Zelle, conocida como Mata Hari, fué una bailarina exótica, cortesana y espía durante la Primera Guerra Mundial.
Nació el 7 de agosto de 1876 en Leeuwarden, Holanda. Su padre hombre de negocios holandés, y su madre, de ascendencia javanesa, murió siendo todavía joven. Margaretha, que destacó por su belleza desde muy temprano, y que llegó a recibir proposiciones de su mismo profesor de bachillerato.
Sedujo a más de un militar, por quienes sentía una profunda pasión, convirtiéndose luego en espía y sacaba información que sólo ella se llevó a la tumba. Su mito nació cuando comenzó a contar historias fantásticas sobre su vida, como que era una princesa de Java trabajando como bailarina. Y así con la danza inició una carrera de amante-espía que la llevó a la muerte.
En 1895 se casó teniendo 19 años con un oficial del ejercito holandés conocido por su alcoholismo y por frecuentar los burdeles de Amsterdam, Rudolf MacLeod de 39 y ese mismo año se trasladaron ya con su primera hija, hacia las Indias Orientales, donde entró en contacto directo con dicha cultura. Perdió un segundo hijo por un extraño envenenamiento, una supuesta venganza de un sirviente nativo.
La muerte del hijo fue un duro golpe para la familia y no fueron capaces de superar. El marido se amparó en la bebida y frecuentaba muy poco el hogar. Se dice que esta soledad llevó a Mata Hari a sus primeros contactos con la cultura javanesa y con las técnicas amatorias orientales, que le proporcionarían años más tarde fama como una cortesana que llegaba a cobrar por velada 1.000 francos de la época (unos 600 euros en la actualidad).
De regreso a Amsterdam, el militar fue absorbido totalmente por el alcoholismo y la vida mundana, consiguió el divorcio aduciendo maltratos, y se fue a París. Se hizo pasar por una supuesta princesa de Java llamada Mata Hari (que significaba "ojo del amanecer"), ejerciendo de bailarina exótica y protagonizando espectáculos de danza donde se iba desnudando poco a poco, aunque nunca de la parte superior, pues según ella, su marido le había arrancado un pezón en un acto de ira.
Fue cortesana y tuvo romances secretos con numerosos funcionarios militares e incluso políticos de alto nivel. Todo el mundo quedaba extasiado ante su belleza. Era realmente hermosa y exótica. El prestigio de sus danzas y el encanto pseudo-oriental de que había sabido rodearse indudablemente debían influir sobre sus admiradores dándole una belleza producto en gran parte de su imaginación.
Su fama como bailarina crecía, pero el paso del tiempo no perdonaba a una Mata Hari que poco a poco iba dejando de ser la adorable jovencita de sus inicios. Al perder sus encantos físicos, empezó a ejercer más de cortesana, aprovechando sobre todo el mito que rodeaba su figura.
Intentó recuperar a su hija, que vivía con su padre en Holanda, pero resultó imposible. Ésta acabó muriendo algunos años después de la muerte de su madre, curiosamente días antes de un viaje a Java en el que había puesto muchas esperanzas.
Cuando estalla la Primera Guerra Mundial en julio de 1914 ella está en Berlín, donde baila en un importante music-hall, y tiene por amante al jefe de policía de esta ciudad. Unos meses después aparece en Holanda, residiendo en el Hotel Victoria de Amsterdam. En marzo de 1915 sale para Francia, y poco después esta en Madrid. En la primavera de 1916 vuelve a Francia, se dedicaba a relacionarse con oficiales de las naciones aliadas que se encontraban de paso allí. Es en esta época conoció al que sería el amor de su vida, Vadim Masloff, un soldado ruso destinado en Francia, quien en ese momento estaba de permiso en París. Durante varios días y varias noches no se separaran uno del otro.
A cambio de obtener un salvoconducto para visitar a su amado que se encontraba herido en un hospital militar, Ledoux le ofreció prestar servicios como espía a favor de Francia, y que ella aceptó. Así fue como se embarco hacia Holanda, donde debía contactar a un agente francés para instrucciones, pero fue interceptada por ingleses al considerarla sospechosa y la mandan de vuelta a España.
Estando en Madrid, decide trabajar por su cuenta y demostrar su utilidad a los franceses, entra en contacto con militar alemán y tras conseguir información, se la hace llegar a Ledoux en París, aún así siguen desconfiando de ella. Luego, los franceses interceptan un mensaje cifrado de los alemanes que confirmaba sus sospechas, el mensaje se refería a uno de los agentes alemanes y cuyos movimientos eran exactamente los que había hecho Mata Hari en los ultimos tiempos.
Llega a París en enero de 1917 ya tiene sobre ella a todo el servicio francés de contra-espionaje, tras vigilarla algunas semanas proceden a su detención, fue sometida a juicio acusada de espionaje, de ser una agente doble para Alemania y Francia, y de haber causado con ello de forma indirecta la muerte de miles de soldados. Al final se le encontró culpable.
Fue ejecutada por un pelotón de fusilamiento. Tenía 41 años. Antes de morir se despidió de los soldados del pelotón agitando la mano, sólo vestía un abrigo de piel, del cual se despojó para persuadir a sus ejecutantes y los propios soldados tuvieron que ser vendados para no sucumbir a sus encantos, lanzó un beso de despedida a sus ejecutores y que, de los 12 soldados que constituyeron el pelotón de fusilamiento, sólo acertaron 4 disparos, uno de ellos en el corazón que le causó la muerte instantánea. El oficial a cargo, como así era habitual en estos casos, ultimó el acto con un innecesario disparo de gracia en la sien. La noticia recorrió el mundo. Hay detalles de este dramático momento describiendo la expresión de su rostro, forma de caída y disposición final del cuerpo en el suelo.
Su cuerpo, que no fue enterrado, se empleó para el aprendizaje de anatomía de los estudiantes de medicina, como era habitual para los considerados criminales y ajusticiados en aquella época. Su cabeza embalsamada, que tenía el pelo teñido de rojo, desapareció seguramente robada por un admirador.
Y así el mito se expandió por el mundo, hablando de una mujer que con su seducción cruel engañó a militares, por quienes sentía una pasión inexplicable.
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